Como la inmensa mayoría de las personas ha aprendido a hablar desde muy temprana edad se genera la creencia que se tiene cabal conocimiento de las artes de la comunicación.
Esto es fuente de gran parte de los problemas que tienen los seres humanos dado que esta suposición hace creer que no es necesario aprender nada más sobre ello, por tanto, cualquier problema de comunicación o entendimiento con el otro es simplemente por cuestiones que en nada tienen que ver en cómo uno se expresa.
En otros artículos he comentado cuestiones afines y al solo efecto de brindar un mínimo y contundente marco sobre el tema recuerde que en una comunicación entre pares solo el 7% de lo que se transmite se basa en la palabra, el 38% con inflexiones de voz y el 55% a partir de los gestos.
Como si esto no fuera suficiente, considere que en la emisión de un mensaje que represente un 100% de la comunicación, por efecto de una serie de filtros y obstáculos solo el 20% llega al receptor.
Lo verdaderamente dramático es que la comunicación es vital entre las personas dado que la socialización es parte de su naturaleza y esta no puede efectuarse con real eficiencia cuando la comunicación no es la correcta.
A partir de lo dicho es bueno tener presente estos consejos.
1. Muéstrese abierto. Esto tiene que ver con el lenguaje corporal y básicamente es no tener los brazos cruzados (tampoco en su espalda), no tener las manos en los bolsillos, no tener los puños cerrados, no tener el ceño fruncido.
Recuerde lo mencionado acerca que el 55% del mensaje se trasmite en virtud de los gestos.
2. Mire a los ojos. El mantener el contacto visual es fundamental para que el otro sepa que se está atento al mensaje y se disponga positivamente al diálogo.
Aun así no debe tener la mirada fija ya que esto puede mostrarse como una actitud agresiva e intimidante. Debe ser una mirada que implique interés y de manera natural.
3. Cuidado con la monotonía. El hablar en con un tono monótono (sin inflexiones) y sin pausas hará que el cerebro del otro se agote y pierda interés por lo que se dice. Use inflexiones de voz, cambie de tonos y eso ayudará a que se mantenga alerta el oyente.
4. Muévase. Igual aburrimiento que en el tono monótono se presenta ante la falta de movimiento. Sin llegar a ser exagerado o hiperquinético lo que puede ser un factor de distracción y pérdida de atención respecto del mensaje, los movimientos hacen que los ojos del oyente se vean estimulados al movimiento y con ello el cerebro.
5. Ríase. Este es un gesto natural y universal que por efecto de las neuronas espejo hace que el otro devuelva el gesto con igual postura generando una mayor irrigación sanguínea en el cerebro, liberando endorfinas y disponiendo un perfil sensorial más positivo a fin de la recepción del mensaje.
6. Lento es más seguro. La velocidad en el habla atenta contra la buena comprensión.
El cerebro debe decodificar lo que escucha y descubrir el verdadero objetivo de lo que se dice el cual puede ser muy claro para el que lo expresa pero oscuro para el que lo recepciona.
El hablar lento le asegura el entendimiento y si resalta lo importante con el tono e incluso con algún gesto facial o de sus manos facilitara la correcta comprensión.
7. Frases cortas. Si sus frases son demasiado largas puede generar confusión en el entendimiento por parte del receptor. Cuanto más larga es la expresión más difícil resulta detectar el objetivo y punto crítico de la misma. Las frases cortas permiten reducir ese esfuerzo e incrementa la posibilidad de una mejor entendimiento.
8. Espalda derecha. La voz depende de la respiración y específicamente de la exhalación. La mejor provisión de aire mejora la sonoridad de la voz, por tanto, de la palabra y para ello es necesario disponer de la mayor cantidad posible de aire en los pulmones.
El estar erguido (con la espalda lo más derecha posible) permite la mayor extensión de los pulmones y con ello el poder contener una mayor cantidad de aire en los mismos.
9. Buena imagen personal. En los primeros 4-7 segundos una persona común toma un promedio de 11 decisiones respecto de la persona que tiene enfrente y, al margen de recategorizar en los siguientes 4 minutos, ese corto lapso puede representar rechazo y negatividad en la recepción.
Después de todo a nadie le agrada hablar con alguien que rechaza visualmente. La buena imagen predispone haciendo pensar al otro acerca de la seriedad, pulcritud, corrección y profesionalidad del emisor.
10. Higiene personal. Estrechamente ligado a lo anterior la higiene es fundamental. Desde el largo y limpieza de las uñas: los pelos en la nariz, orejas e incluso cejas; la barba desprolija; la caspa; el olor a transpiración e incluso el aliento pueden hacer que el otro reciba desde su cerebro la orden de alejarse y esto interfiere o hace muy difícil cualquier comunicación.
11. Contacto físico. En la medida de lo posible y cuando no parezca improcedente intente el contacto personal.
Desde el simple apretón de manos, la palmada en los hombros, el abrazo, etc. Los seres humanos somos animales sociales, por tanto, el vínculo directo transmite mensajes a nivel emocional, da confianza y esto incrementa la receptividad.
12. Celulares apagados. Hoy los celulares incrementaron exponencialmente la comunicación y llamativamente también suelen ser un problema para ella.
Cuando se quiere lograr una buena comunicación resulta altamente perturbador y enemigo de la concentración el estar atento al teléfono, responder mensajes e incluso el jugar con el equipo mientras se mantiene un diálogo. Lo mejor es apagar el mismo y dejarlo en el bolsillo o estuche concentrándose en la conversación y el otro.
13. Objetos. Igualmente perturbante es el tener en las manos objetos y jugar con ellos ya que el ojo –dado que es un órgano que responde al movimiento- se ve atraído hacia el mismo y el cerebro se distrae en ello.
También el tipo de objeto y cómo se lo manipula puede ser negativo ya que se puede estar mostrando una potencial agresividad lo que altera el ambiente y la tranquilidad que se necesita para una buena comunicación.
14. Haga pensar y no ordene. Todo aquello que es impuesto genera en el otro un natural rechazo y oposición. Todo aquello que nace desde el interior de la persona es sostenido y defendido.
En cualquier diálogo es mejor hacer que el otro llegue a las conclusiones que brindarle las mismas o bien ordenarle lo que debe hacer.
15. Escuchar y observar. No hay forma de saber si el otro comprende lo dicho si no se obtiene el correspondiente feedback y esto solo puede lograrse en la medida que el emisor se disponga a escuchar los comentarios y expresiones del receptor y a observar con dedicación las expresiones corporales de éste.
El saber qué es lo que el otro piensa de sus dichos le permitirá avanzar en su exposición, reafirmarla o corregirla.
Lograr una buena comunicación no es una tarea sencilla y con grandes excepciones, lejos está de ser una técnica que se trae desde la niñez. Solo queriendo aprender y practicando se puede alcanzar una mayor tasa de eficiencia en la misma.
Aplique estos consejos y si tiene alguna duda sobre este u otro tema, escríbame a dcasais@comohacer.marketing y le responderé a la brevedad.