¿Cuáles son las mejores ideas de negocios? Es ese el interrogante de todo emprendedor o empresario en búsqueda de otras alternativas cuando ha podido vislumbrar varias ideas y todas interesantes.
En el artículo “¿Cómo generar una idea de negocio?” pudimos definir un proceso simple y materializable para encontrar oportunidades para que el fuego interior que todo emprendedor tiene pueda canalizarse en una acción empresaria.
¿Pero qué hacer cuando se tienen varias buenas ideas y resulta casi imposible definir cual es la más mejor? ¿Cómo elegir la mejor idea de negocio?
Este es de por sí un gran problema y si bien los seres humanos decidimos mayoritariamente en forma emocional, para intentar una sana solución se hace necesario tratar momentáneamente de desprenderse de cuestiones emocionales a fin de hacer un ejercicio racional. Luego habrá tiempo para adicionarle la intuición y todo lo que se siente frente a una idea o proyecto.
Debemos darnos cuenta que si la selección se lleva a cabo en el sentido inverso, lo emocional muy posiblemente pueda alterar todo juicio y con ello, se podrá llegar a conclusiones sin ningún basamento lógico y de allí al fracaso.
Desde ya que lo emocional es muy importante en toda decisión, de hecho, más de una vez son dichos aspectos los que hicieron historia a partir de grandes victorias en todos los campos del ejercicio humano, no obstante, también han hecho historia en el sentido contrario con grandes desaciertos y fracasos.
La realidad es que las mejores decisiones son cuando lo emocional y la razón van de la mano, consecuentemente, dado los espontáneos e indomables procesos emocionales, el orden más adecuado y aconsejable es primero juzgar todos los aspectos racionales y lógicos y a ello adicionarle nuestro sentir.
A la luz de esto, es necesario llevar a cabo un análisis preliminar y para ello escribir en una tabla comparativa cada idea para luego responder las siguientes preguntas:
La idea de negocio es nueva o hay alguien que ya la está llevando a cabo.
¿Es fácil de materializar o al menos, está al alcance de mis posibilidades? ¿Se dispone de los recursos (propios o de terceros pero accesibles)? ¿Se cuenta con el conocimiento y/o habilidades necesarias?
¿Cuáles son los problemas o limitaciones que se deben enfrentar en cada caso? ¿Se pueden resolver?
Si ya existe en el mercado. ¿Qué elemento diferencial se le adicionará para poder competir?
Esa diferenciación resulta fácil percibir para el público objeto.
¿Por qué el cliente elegirá nuestra propuesta?
¿Cuáles con las ventajas con que cuenta la empresa respecto de la competencia?
¿Cuáles son los beneficios diferenciales para el consumidor?
¿Cuáles son las desventajas; costos y problemas para el uso y/o adquisición para el cliente?
¿Hay alguna cuestión personal que afecte la posibilidad de llevar a cabo la idea?
¿Se necesita una campaña comunicacional? ¿Se dispone de los recursos para sostener la misma?
Debemos leer detenidamente el cuestionario y las respuestas para cada caso. Elegir es decidir por una opción en desmedro de otras; sí, en desmedro de otras ya que otro riesgo que se corre es intentar hacer varias y no poder atender a ninguna…recuerde que el que mucho abarca poco aprieta.
Si todavía prevalecen las dudas o bien resulta interesante tener un mayor grado de certeza en la decisión a tomar, se puede hacer un segundo análisis que consiste en algo un poco más profundo.
A tal fin, volvemos a diseñar una tabla comparativa donde debemos valorizar cada concepto en una escala del 1 al 10.
Así por cada idea pregúntese y valorice aspectos como:
Concepto | Idea X1 | Idea X2 | Idea X3 | Observaciones |
… | … | … | … | … |
A mayor dificultad menor puntaje en:
- Monto de inversión requerido.
- Capacidad financiera para atender lo requerido.
- Acceso a la tecnología necesaria.
- Costo de inventarios.
- Financiación en ventas.
- Costos de comercialización.
- Cantidad de competidores actuales.
- Cantidad posible de competidores futuros.
- Tamaño o fortaleza de los competidores actuales
- Reacción posible de la competencia.
- Idem competidores futuros.
- Productos/servicios substitutos.
- Requerimiento de tiempo personal.
- Participación de profesionales y técnicos externos.
- Necesidad de promoción y marketing en general.
- Normativa legal.
Y en este listado es a la inversa. Cuanto más positivo o mayor es la capacidad que se tiene, mayor la puntuación.
- Tamaño del segmento.
- Potencial crecimiento futuro del segmento.
- Accesibilidad al segmento objeto.
- Conocimiento del mercado.
- Conocimiento del rubro.
- Capacidad de obtención de capital.
- Disponibilidad de insumos.
- Conocimiento del mercado proveedor.
- Financiación en las compras.
- Cantidad de proveedores.
- Proceso de distribución.
- Apoyo del grupo familiar o directo.
- Nivel de renta futuro.
La sumatoria le permitirá, de manera simple, determinar la idea que tiene más chance o posibilidad de resultar viable.
Este procedimiento, es tan sencillo y llano como útil a la hora de tener que comparar ideas y potenciales desarrollos de las mismas.
Aun así, no debe considerarse a esto como un análisis que pueda “asegurar” el éxito del emprendimiento. El mismo conlleva múltiples factores y variables que no son de fácil resolución, no obstante, este es un primer paso hacia el mismo ya que se está trabajando en dirección a la mejor elección.
Un emprendedor suele tener múltiples ideas en su cabeza y eso es bueno. Todas las ideas son bienvenidas, se requiere ser curioso, inquieto y, buscar el romper paradigmas; esa es la fórmula de la vida a fin de lograr la mejor adaptación a un contexto de cambio permanente.
Siempre existe la posibilidad del fracaso, no hay que temerle, es parte del proceso y del crecimiento. A eso se lo denomina el riesgo de la innovación y todos los emprendedores conviven con él.
Este procedimiento del que hemos hablado solo intenta morigerar el riesgo para que la posibilidad del perderlo todo se minimice, no obstante, este no puede desaparecer ya que es la otra cara del éxito. Sin él la recompensa y éxito buscado pierden sentido de ser.