Si es titular de una PyME debe saber que su empresa se ubica dentro de una población de riesgo. De hecho, el 80% fracasa dentro de los cinco años de fundada (en Sudamérica del 50 al 75% lo hacen en los primeros 3) y el 90% no llega a los 10 años.
Y si hablamos de nuestro país, según la Asociación Argentina para el desarrollo de la Pequeña y Mediana Empresa “sólo el 7% de los emprendimientos llega al 2º año de vida y sólo el 3% de los emprendimientos llega al 5º año de vida”.
Es usual escuchar a los dueños de las mismas esbozar razones que se ubican fuera de su responsabilidad. Desde política internacional, el gobierno de turno, falta de apoyo crediticio, altas tasas de interés, falta de controles de la competencia ilegal, altos costos laborales, etc. incluso hasta el tiempo pueden ser la justificación del fracaso. ¿Pero es así?
¿No le resulta extraño que sea la suerte la variable por la cuál algunos llegan y otros no?
Desde chico mi madre me ha enseñado a preguntarme cuál es mi responsabilidad en los hechos que me suceden y luego, mi formación profesional me ha confirmado que ese es el primer punto que debo analizar a fin de encontrar y responder la situación reinante.
Observando esta metodología; sin dejar de lado el contexto agresivo en que se desenvuelven las PyMEs y su natural vulnerabilidad; podemos pensar que el mayor problema surge en la “mala gestión” por parte de sus directivos.
La falta de capacitación mezclado a una omnipotencia exacerbada (nadie sabe más de mi negocio que yo y si sabe tanto, por qué no tienen su propio negocio?) llevan al emprendimiento a enfrentarse con dificultades de difícil resolución. Así se pueden observar factores en común (generalidades) de alta implicancia en dicha mala gestión y a fin de ayudarlo lo invito a marcar con una cruz los puntos donde usted entienda que su organización se acerca lo que señalo:
Con seguridad que hay más aspectos por ver, pero no caben dudas que con solo alguno de estos puede bien explicarse más de un fracaso lo que nos dice que, al margen de factores externos, la mayor debilidad de una PyME es su realidad interna y la capacidad o no de sus mentores en modificar a esta.
En más de una oportunidad señalé que un emprendimiento es un “bebe” al cual se le deben infinitas atenciones si se pretende su supervivencia. El “hacer “un “bebe” siempre es más fácil y agradable que el criar a un hijo.
El tener una idea y el dinero para ponerla en práctica no es suficiente, esa es la parte linda, es el “hacer” al bebe. La dificultad surge en la “crianza” donde se deben aplicar los conocimientos técnicos y profesionales adecuados…como lo hace con su bebe o Ud. piensa que de no hacer caso de los avances en pediatría y estar atento y dispuesto a hacer todo aquello que sea necesario, la vida de su hijo no correría igual peligro.
Capacítese y capacite a su gente, pida consejo profesional, este dispuesto a escuchar y a cambiar todas las veces que sea necesario, este atento a su cliente y a la competencia, incorpore una política de mejora continua independientemente de la magnitud de su emprendimiento, etc. ese es el camino.
Recuerde que el 97% de los cierres de empresas son por la
mala gestión…y el 3% de la buena. Eso le marca su objetivo.