Hace un tiempo escribí el artículo “Para hacer marketing haga que su gente duerma bien” donde intenté hacer ver lo importante que es el buen descanso para que el cerebro funcione en optimas condiciones y como afecta negativamente el no cuidado de este aspecto.
Ante la pregunta de un lector sobre cómo hacer que su gente trabaje eficientemente nuevamente me pregunté hasta que punto realmente el empresario cuida de su recurso más caro y estratégicamente valioso en cuestiones tan básicas como es la nutrición. Resulta claro que somos lo que comemos ya que de ahí parte nuestro componente físico, nuestra salud y la energía para encarar los desafíos que se nos presentan a diario.No se nos ocurriría dar una mala nutrición a nuestros hijos…e incluso ni a nuestros animales domésticos (algunos tienen dietas más caras que las de los propietarios).
No sorprende saber que los deportistas de elite, e incluso personalidades del espectáculo, tienen dietas específicas para lograr el mayor rendimiento en su labor deportiva o intelectual. Lo extraño es cuan común es ver en el management –sobre todo en la PyME- una total despreocupación por la alimentación de la gente, que en definitiva, será la que haga exitosa a la empresa.
Se tiene bien en claro la importancia del mantenimiento y los servicios regulares para que el equipamiento instalado pueda producir al nivel esperado. ¿Pero y el personal? ¿Acaso no son ellos los que manejan a dichas máquinas, computadoras y realizan todas las gestiones internas y externas?.
Más allá de cuestionamientos legales (según el país, los alimentos son considerados en el cálculo indemnizatorio) o las complejidades que pueda implicar, el análisis profesional debería trabajar sobre los costos ocultos que se asumen por no considerar este tema y cuál es la real erogación que se debe afrontar para tener un plantel en condiciones.
La realidad es que la mala nutrición afecta directamente a la moral, la seguridad (y los costos que de ella devienen), la productividad y la salud del personal (ausentismo) a tal punto que el tema ha sido tratado a nivel mundial en el XVII Congreso Mundial sobre Salud y Seguridad en el Trabajo y en infinidad de otros eventos. Lo usual es que de esto se hable poco (y se haga menos) o bien resulte más un problema que una solución y justamente allí reside el error, ya que no se considera el elemento estratégico que esto conlleva y que plantea una gran oportunidad a fin de incrementar o al menos, asegurar la producción, fidelizar al cliente interno y elevar la moral de la gente. Incluso, en aquellas empresas donde se brinda un comedor o servicio de comidas –generalmente por cuestiones de lejanía o aspectos gremiales o economicidad operativa-, se suelen ofrecer escasa variedad de alternativas o lo que es peor, se instalan máquinas expendedoras con opciones de baja calidad nutricional (comida chatarra).
Y si está pensando que todo esto se resume en un mayor gasto de la empresa solo contemple que la OIT (Organización Internacional del Trabajo) estimó que los programas de promoción de la salud en el lugar de trabajo tienen una rentabilidad que oscila entre U$D1.50 y U$D 5.75 por cada Dólar invertido.
La relación entre el costo y el beneficio de mejorar o no la alimentación es claramente demostrativa en cuanto a invertir en ella y así lo comprobaron Pepsi Co. señalando que ganó U$S3,- por cada Dólar que ha invertido en programas de salud y Johnson & Johnson que disminuyo el ausentismo un 15% en dos años. Esto es así ya que buena parte de las enfermedades crónico degenerativas son propiciadas por la mala nutrición como por ejemplo la diabetes, hipertensión arterial, obesidad, síndrome metabólico, colesterol, cardiopatías, cáncer de colon, trastornos musculo-esqueléticos, etc. y estas golpean fuertemente en la productividad de la empresa dado que afectan directamente en su gente.
Una persona mal nutrida tiene una menor capacidad de respuesta en su labor y esta ira descendiendo hasta llegar prácticamente a un 30% de la capacidad normal. Considere este porcentajes en cuanto a enfermedades, accidentes, mala calidad en el servicio, errores operativos u administrativos…visto de esta manera lo que no es entendible es el cómo los empresarios contemplan detalles tras detalles en su empresa y no evalúan resolver este.
En Canadá se determinó que una persona sana genera un ahorro de U$D2.000.- al año como consecuencia de la disminución en las consultas al médico, menores enfermedades, lesiones y menos consumo de medicamentos. Ud. podrá decir que eso es un problema del Estado, la Obra Social o en definitiva de empleado mismo. Pero, ¿se puso a pensar que ese empleado que falta a su lugar de trabajo, aunque la ART (aseguradora de riesgos laborales) pueda compensarlo en el salario…deja de aportar en la gestión? ¿Acaso cuando falta un empleado (y más en la PyME) no se nota la diferencia? ¿Cuánto estaría dispuesto a pagar para que estos acontecimientos se vean disminuidos al mínimo? Creo que de eso se trata.
Es un tema de responsabilidad social e inteligencia empresarial. La cuestión es que, según la Soc. Argentina de Gastroenterología, “el 62% de los argentinos sufre algún de los trastornos digestivos, como el tránsito lento, la indigestión, la pesadez, acidez, hinchazón o diarrea repercuten en la calidad de vida y generan malestares». Y el 15% de la población sufre de constipación fundamentalmente por malos hábitos alimenticios (OMG). Piense que entre el 66 y el 80 % de la población… sufre de ferropenia que resulta el trastorno nutricional más frecuente junto con la anemia a la que le da lugar. Y si bien su nombre no es muy conocido, sí lo son las consecuencias que acarrea ya que es la responsable del deterioro de hasta un 30% en el rendimiento y capacidad de trabajo físico lo que se traduce en lentitud – bajas defensas – baja resistencia y una disminución de la productividad laboral relacionada con tareas repetitivas y mentales.
En medicina es conocida la relación entre nutrición – fatiga – somnolencia y se sabe que mucho de esto se debe a la deficiencia de hierro y vitaminas del grupo B en la ingesta y esto da origen a la ferropenia antes mencionada. Lo terrible es que es extremadamente económico dar solución a esto y con ello dar vuelta un proceso de disminución de las capacidades cognitivas en el recurso humano y baja productividad de la empresa.
En virtud de todo esto Glaxo Wellcome Manufacturing (Singapur) implementó un buffet de ensaladas, más frutas y menos alimentos fritos. ¿Cuál fue el resultado? Desde 2000, los gastos por enfermedad disminuyeron un 13% y, desde 2002, el ausentismo anual medio se redujo de 3,7 a 1,9 días. Ud. en este momento puede estar pensando que las empresas que presenté como ejemplo son grandes y no se vinculan con su realidad. No se engañe, este es un problema que la solución es empleado por empleado. No tiene que ver con la cantidad, si Ud. tiene un solo dependiente…allí puede decidir si quiere que este rinda al máximo de sus capacidades o solo a un 30%, soportar ausencias, accidentes, errores, mala calidad en el servicio al cliente, etc. etc. Este es un problema que toda empresa debe atender si quiere que su recurso humano sea un factor estratégico de crecimiento.
Por lo pronto tenga presente que la buena alimentación implica:
• Reducción del ausentismo.
• Menor rotación (menor costo de búsqueda y entrenamiento, menores costos por falta de experiencia)
• Menores reclamos judiciales por accidentes y enfermedades.
• Disminución de quejas en la atención del cliente.
• Mayor fidelidad, productividad y motivación del personal.
Ahora lo dejo, debo ir a comer algo, después de todo Ud. quiere que yo lo aconseje bien ¿no?