El ser un líder no es tarea fácil.
Incluso desde el punto de vista geométrico (en la cima de la pirámide organizacional) la posición del líder es de absoluta soledad.
a. Líder.
b. Liderados – Grupo.
Existen «1 líder» cada «n» personas y siempre están solos en cuanto al ejercicio de su rol.
Como si lo dicho fuera poca carga emocional, el líder, recibe la tensión de ser siempre mirado, analizado, estudiado en sus más pequeños detalles y no siempre por los ojos más benévolos.
En otros artículos vimos que las personas no sólo se expresan con la palabra. El lenguaje del cuerpo (su postura, gesticulación, etc.) habla aún más que el verbo.
En el caso del líder, su mensaje más poderoso se expresa mediante sus actos. Es el ejemplo el elemento desequilibrante a la hora de señalar al que va a ocupar el liderazgo de un grupo.
Muchas veces se supone que el cargo de jerárquico que se ocupa hace la vez de catapulta hacia un supuesto liderazgo.
Desde el punto de vista organizacional, precisamente desde el esquema de organización formal el puesto jerarquizado define un rol de jefatura y, por consiguiente, de autoridad para con los subordinados. Es la organización informal la que en forma natural define el liderazgo.
Es fácil entender que lo ideal para cualquier empresa es contar con gerentes que sean verdaderos líderes, así se podría observar la conjunción de la autoridad formal con el poder que da el liderazgo. La conducción del personal estaría asegurada.
Para lograr un cargo jerarquizado se puede estudiar una profesión e incluso circunscribir el ejercicio de la misma a un determinado horario u oportunidad.
Lamentablemente el logro y ejercicio del liderazgo exige una postura y actividad de tiempo completo.
A modo de paralelismo veamos el rol de padre o madre. Nunca se deja de educar y transmitir in-formación a los hijos. Importa poco el aspecto formal (la legalización de la patria potestad) la paternidad o maternidad se alcanza en el ejercicio cotidiano de dar y formar vida mediante el habla y por sobretodo el ejemplo.
Así vemos que los actos del líder son desmenuzados por sus liderados al igual que los de los padres por los hijos.
Entonces cabe preguntarse si el perfil expuesto es el correcto si se entiende que se es líder y quiere mantenerse en ese rol.
Veamos entonces las ejemplares características que tiene que tener un líder que se precie de serlo:
Ø Sinceridad.
La verdad es un elemento clave en el diálogo con el grupo. La palabra del líder jamás debe estar ensombrecida por la posibilidad del engaño.
Las personas necesitan escuchar al líder y confiar ciegamente en lo que les dice, por tanto, la verdad será la constante en el mensaje.
Ø Seguridad Interior.
Si el líder no es seguro de sí mismo trasmitirá nerviosismo y dudas a su gente. De alguna manera el grupo se convierte en una caja de resonancia donde ante una personalidad segura se mantiene un estado de calma y relax propio de la confianza en la conducción y en contraposición a ello, ante una personalidad dubitativa e insegura se propicia el temor, intranquilidad, inquietud, y angustia.
Ø Espíritu de Sacrificio.
Es imposible solicitar esfuerzo y sacrificio al grupo si el líder no está dispuesto a realizarlo en cualquier momento y lugar.
De niños hemos grabado en nuestra mente la imagen del General Don José de San Martín cruzando la Cordillera de los Andes en su caballo junto a sus hombres. El sacrificio que exigía la campaña era vivido por el líder y por ello su gente aceptaba el esfuerzo.
Si no sé esta dispuesto a entregar más de sí para servir al otro o al objetivo prefijado, resulta imposible pedírselo al grupo.
Ø Predisposición hacia el otro.
Un buen líder es tal cuando su grupo es un buen grupo y alcanza sus objetivos.
El líder se realiza en el trabajo de los otros, por consiguiente, su deber es atender sus necesidades y estar predispuesto a satisfacer sus requerimientos.
Ayudar a su gente a trabajar mejor, a tener una mejor calidad de vida es su tarea. El estar al servicio del otro es la pauta.
Ø Responsabilidad.
El ser líder no es gratuito.
Se debe asumir responsabilidades, queriendo esto decir que se debe estar pre-ocupado por la consecución de los objetivos y la materialización de la tarea propuesta y estar dispuesto a responder por las fallas o errores.
Ø Dedicación.
La actividad que desarrolla el líder va más allá de cumplir o no con su horario de trabajo. Su tarea no es estar trabajando, es estar dedicado amorosamente y de lleno en su gestión.
¿De no ser así, cómo puede solicitar atención y máxima presión en la función a cumplir por los integrantes del grupo?
Ø Lealtad.
La lealtad hacia su gente debe ser un tema no discutible. El liderado debe sentir absoluta tranquilidad en cuanto a la representatividad y capacidad de dirección del líder.
El grupo debe poder descansar plácidamente porque sabe que su líder los cuida y la palabra traición o utilización (en su concepto más vil) no está en el vocabulario de éste.
Ø Altruismo.
Así como el padre de cualquiera de nosotros daba un paso al costado para el los laureles los llevara su hijo; el líder no espera utilizar el éxito de su grupo en beneficio propio.
Su logro es que el grupo alcance los objetivos y sea recompensado éste como tal.
El líder se ensalza viendo a su gente ser la abanderada.
Ø Entusiasmo.
El líder es un verdadero motor del grupo humano que lidera. El por si sólo genera un movimiento superador y continuo atinente hacia los objetivos predeterminados.
Su empuje y determinación no decaen aún cuando las circunstancias puedan parecer o definitivamente ser adversas.
Su motivación es de orden superior y transmite su potencia a todos los integrantes de su grupo.
Ø Confiabilidad.
El líder es un hombre de que hace honor a sus compromisos.
Los miembros del grupo saben que su líder jamás fallará o dejará de cumplir con sus obligaciones.
Es un hombre de palabra en el cual se puede confiar, su palabra es un hecho sin limitaciones, no importa el costo que se deba asumir.
Ø Innovación.
La vida, el trabajo, las circunstancias van cambiando constantemente y por tal motivo la problemática a resolver muta invariablemente.
El líder debe dar dirección a la acción hacia la solución y para ello debe tener un pensamiento innovador que le permita resolver nuevas cuestiones de manera más eficiente y eficaz.
Ø Adaptabilidad.
La evolución constante de las variables hace de la capacidad de «adaptación» un elemento indispensable para la supervivencia de cualquier ente.
El líder debe dar el puntapié inicial al tal proceso de adaptación; si así no lo hiciese el grupo podría asumir el riesgo de desaparecer por la no-adaptación a la nueva situación.
El hombre tiende a temer a lo desconocido, tiene un natural apego hacia el status quo reinante viendo a los cambios (cualquiera sean éstos) como una amenaza a su existencia.
El líder da inicio a la transformación del grupo a los efectos de ajustar su perfil de respuesta a las nuevas circunstancias.
Ø Etica y Moral.
Las normas de conducta hacen del individuo un ser sociable y civilizado.
La moral es una virtud ejemplar que debe reinar en todo acto del líder. Este obra y en su accionar es visto por su gente como modelo a imitar.
La práctica del bien, concebido éste según las normas de culturales de cada sociedad, dan origen a una cierta superioridad y un deseo de imitación por parte del grupo social de referencia.
Absolutamente todo acto del líder debe estar embebido de un tinte ético y moral, estando, el grupo, jamás en duda sobre ello.
Ø Conocimiento.
La autoridad que emana del conocimiento es la más reconocida por los seres humanos.
El líder debe ostentar la sapiencia necesaria para que el grupo se encuentre protegido dentro de las fronteras del conocimiento.
Se aclara que dado que el liderazgo no es un rol universal (se puede ser el líder para una actividad y grupo y para otra no); el líder debe tener el conocimiento suficiente dentro del tema o área de su incumbencia.
Ø Decisión.
En directa relación con la autoconfianza que líder debe poseer, la capacidad de tomar decisiones es un atributo más a satisfacer.
El líder debe decidir cuando así las circunstancias lo exigen. El es la chispa que dará movimiento al proceso humano de elaboración y ajuste; por consiguiente; de no contar con esta capacidad de decisión, tal proceso de cambio no será llevado a cabo en la oportunidad requerida.
Ø Humor.
La risa es uno de los elementos que distinguen al ser humano del resto de los animales.
La capacidad de generar situaciones graciosas no despectivas y el poder hacerlo de sí mismo, permiten lograr o mejorar la integración de los individuos y dar escape a cargar emocionales y/o tensiones.
Ø Profesionalidad.
El líder debe ser un profesional en su accionar cotidiano.
Su grado de responsabilidad, su capacidad para separar el placer del deber y dar cumplimiento a éste último, su criterio, el ejercicio de su sentido común y capacidad organizativa le permiten actuar con la celeridad y frialdad necesaria ante situaciones coyunturales o no de tensión y/o agresivas.
Ø Presencia.
Vivimos en un mundo donde la imagen cuenta.
El líder es un hombre que es tomado como modelo; mirado y admirado. Su presencia tiene relevancia dentro y fuera del grupo.
Su vestimenta, su corte de cabello, su aseo personal, su postura y modales, etc., impactan en la mente del otro y producen sensaciones de aceptación o rechazo.
Por consiguiente, el respetar los códigos culturales del grupo social donde se mueve también hacen al líder.
Ø Competitividad.
El líder es el mejor exponente de las capacidades intrínsecas del grupo, por tal, su componente competitivo esta presente en cada acto.
Adaptado a cada caso en particular, la competitividad del líder debe ser indiscutible por los liderados. Ellos se sienten representados por éste, por ende, su capacidad de competir con pares es innata al rol que se asume.
Como consecuencia de ello, el líder tiene la postura y perfil que demuestran al tercero la capacidad de lidiar en el terreno que le es propio haciendo sentir al grupo su fuerza y representatividad.
Ø Capacidad de Delegación.
El líder no es un ermitaño o anacoreta, es un jefe de grupo y su capacidad de organización exige la capacidad de delegación de funciones y tareas.
Innata a tal capacidad se considera la aceptación a la posibilidad de asumir los errores de sus liderados y la capitalización de éstos para la superación de las aptitudes y capacidades de los participantes.
Ø Permeabilidad a las críticas.
El líder es un hombre y como tal imperfecto.
La constante mutabilidad de las condiciones reinantes hacen de su imperfección la mayor debilidad.
La única posibilidad de supervivencia en su rol se corresponde a la capacidad que disponga de lograr una política de mejoramiento continuo y para ello debe hacer mano de todos los recursos que le faciliten la tarea de visualizar sus flancos débiles.
La capacidad para absorber las críticas es una característica que ennoblece. La crítica de aquellos que, aún con absoluta disciplina y lealtad, rodean al líder son un recurso invalorable para mantener la situación de liderazgo.
Ø Humildad.
La verdadera grandeza reside en ser más pequeño entre los pequeños.
No es importante el que más grita, sino el que más es escuchado. El líder reconoce que está al servicio de su gente y no a la inversa.
Su actitud de servicio lo enaltece; cuanto más sirva a su gente más grande es.
Probablemente Ud. sea un líder competente, eficiente y eficaz, o puede ser que si bien ejerce un particular liderazgo de su grupo organizacional esta distinción pueda ser jaqueada en el futuro dado que no contempla alguna de las características que hemos enunciado.
Si su caso es el segundo, no hay problema, todavía está a tiempo, recuerde que un líder tiene una gran capacidad de cambio y adaptación, dispone de una especial predisposición a la crítica y pretende ser un profesional, es decir, asume responsabilidades y no mide costos a fin de cumplir con su objetivo.
Autocritique su rol y permita el proceso de corrección y ajuste. Su organización lo necesita.